jueves, 3 de diciembre de 2009

Sueños despiertos

















El frío se cuela por la ranura de la vieja puerta de madera. O lo que queda de ella. El tiempo y la lluvia la han ido pudriendo poco a poco .Abro la puerta y salgo un momento al patio exterior. La cruel oscuridad de una noche de invierno lo invade todo. El gélido aire que corre me hiela las manos y la nariz. Me hace tiritar. Entro en mi casita de Blancanieves y enciendo la frágil lampara del IKEA en un intento de disimular las tinieblas que me rodean. Pero es inútil. No hay luz que calme la oscuridad del corazón. La tenue luz de una bombilla a punto de fundirse incrementa la sensación de desolación. Recostada en el sofá, perdida en recuerdos del ayer, hipnotizada por el sonido monótono que producen mis dedos al teclear. Intentando escribir unas lineas que calmen la tormenta interior. Buscando la inspiración donde no la hay. Incapaz de materializar esos mundos hiperreales que habitan en mi mente. Buscando el significado donde no lo hay. La humedad del ambiente arremete contra mi carne endurecida y se cala en mis huesos. Las viejas heridas de guerra vuelven a hacerse notar. Siento el peso de los años sobre mis huesos y mis articulaciones. Años fugaces que se han ido sumando sin casi darme cuenta. Cierro los ojos y me dejo perder en el mundo de los sueños despiertos. Salgo corriendo de casa, cruzo las dos calles y me detengo en una esquina. Te veo. Nos veo. Hace un año de aquello. Nos observo fijamente desde el limbo de la atemporalidad. Embriagados de amor. Tan loco pero tan frágil. Tan mágico pero tan inestable...
Tan solo queda la nostalgia de lo que fue bonito pero que un día se tornó gris.
B.S.O